El aumento en la demanda de energía en las áreas urbanas, causado por la actividad industrial, el uso de vehículos (tamaño del parque automotriz), las calefacciones y otras actividades humanas, favorecen el aumento de la contaminación ambiental, causada por las emisiones de material particulado de diferentes tamaños y de gases como el Dióxido de Carbono (CO2), Óxidos de Nitrógeno (NOJ, Dióxido de Asufre (SO2) y Ozono (O3), además de Compuestos Orgánicos Volátiles (COV), entre muchos otros. El ozono troposférico es un contaminante secundario que consiste en una transformación fotoquímica de los NOx bajo condiciones de alta insolación, por lo que sus altas concentraciones se localizan especialmente en ciudades de latitudes subtroplicales donde predominan las altas presiones y los cielos despejados. La Isla de Calor Urbano genera un tiro convectivo (ascenso de aire cálido) sobre las áreas más densamente urbanizadas de la ciudad, originando zonas de bajas presiones atmosféricas relativas, que controlan la circulación local de aire proveniente de áreas más frías como la periferia rural. Con ello, se produce un desplazamiento de masas de aire contaminado, que pueden arribar a otros sectores de la ciudad o a áreas rurales situadas a decenas de kilómetros de ésta, contaminando lugares que carecen de fuentes fijas o móviles en su cercanía (Crutzen, 2004; Oke, 1987).
FICHAS CAPTURA
La contaminación no ha sido considerada un problema ambiental asociado a las condiciones urbanas, en parte debido a los enfoques disciplinarios prevalecientes y en parte como consecuencia de la información disponible. La red de estaciones de monitoreo de la contaminación atmosférica de que dispone la ciudad ha sido localizada para representar la condición de grandes áreas, determinando en forma arbitraria un área circular de influencia en torno a las estaciones, que desconoce completamente los tipos de usos y coberturas de suelos que conforman las áreas urbanas y la localización de fuentes móviles o fijas de contaminantes específicos
en relación entre climas urbanos y contaminación atmosférica es aún poco conocida en Santiago. Ello se debe en parte a que los estudios sobre contaminación se han concentrado en el comportamiento físico y químico de la atmósfera y de sus fuentes fijas y móviles, antes que en comprender su asociación con las estructuras y funciones urbanas, con el crecimiento de las ciudades y con los cambios en los usos y coberturas de los suelos.
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