Aproximadamente 4.000 años después del comienzo de la agricultura, muchas aldeas del sudoeste de Asia se habían convertido en poblaciones de mas de 1.000 habitantes. En el sur de Irak y Egipto, comunidades estratégicamente situadas se transformaron ciudades con barrios, edificios públicos y recintos sagrados dando lugar al comienzo del urbanismo.

LA ROTONDA EN EL ESPACIO URBANO

Categoria Apuntes y notas
Utilizar una rotonda como solución a una intersección debe ser la consecuencia lógica de la 
búsqueda de unos objetivos que ésta debe cumplir y que la sitúan en una posición ventajosa 
con respecto a una intersección habitual (con semáforos, mediante preselecciones o con 
prioridad a la derecha). La consecución de estos objetivos se convierte de este modo en la 
función de la rotonda en el lugar concreto que ocupa

La rotonda como elemento de intersección 
La principal misión de estas rotondas es la de garantizar el correcto funcionamiento de la 
intersección. 
No existe una correspondencia clara entre esta función y una cierta tipología específica. La 
geometría de la rotonda se adapta a cada intersección, pudiendo adoptar formas circulares o 
elípticas dependiendo de los itinerarios prioritarios y la disposición de las calles que 
convergen en la intersección: a mayor número de ramales o mayor separación de éstos, más 
grande será la rotonda.

Espacios centrales de distribución urbana
La flexibilidad de itinerarios que ofrecen las glorietas han llevado a los urbanistas a utilizarlas 
en aquellos puntos en los que se desea recoger el tráfico procedente de distintas calles y 
canalizarlo por una sola vía o viceversa, a partir de una sola vía colectora repartir todo su 
tráfico al llegar a una rotonda que actúa como nodo de distribución. Es el caso que se da a la 

entrada y salida de algunos túneles y viaductos urbanos

Conexión entre rondas o travesías con la trama urbana
El aumento de la población y el crecimiento de las ciudades, juntamente con la generalización 
del uso del automóvil han llevado a un conflicto urbano entre éste y la ciudad. 
Efectivamente a finales del siglo XX los niveles de tráfico han llegado a unos niveles 
insostenibles en la ciudad, que ha tenido que inventar nuevas formas para deshacerse del 
tráfico molesto. 
Entre éstas destacan las variantes de las poblaciones, que no son nada más que nuevas 
carreteras que, antes de llegar a la entrada de la población, desvían el tráfico de paso o de 
largo recorrido evitando que penetre en el interior del núcleo, ahorrando molestias 
innecesarias a los vecinos y mejorando los tiempos de recorrido de los vehículos que las 
utilizan (y que no tienen que recorrer un tramo urbano con las limitaciones en la velocidad 
que esto supone) dejando la antigua carretera que se adentra en el pueblo como un calle de 
acceso o de tráfico local. 
En el caso de las ciudades más grandes este problema también se ha puesto de manifiesto, 
haciéndose necesarias unas vías de ronda que rodeen la ciudad o unas travesías que permitan 
que las vías interurbanas más importantes penetren en la ciudad permitiendo el tráfico de paso 
o de largo recorrido, pero permitiendo también acceder a la ciudad mediante conexiones con 
el resto de la trama urbana
La rotonda ocupa mucho menos espacio que un enlace directo y es, además, mucho más 
compatible con el entorno urbano. Por otro lado la pérdida de prioridad que introduce sirve 
para efectuar cambios en el modo de circulación entre los ramales de entrada y los de salida 
(permite pasar de una circulación continua típica de las vías interurbanas a una circulación 
"discontinua" más característica de contexto urbano) y posibilita su utilización por parte de 
cualquier tipo de usuario. 
Las rotondas se convierten así en el enlace por excelencia de las rondas "pinchando" el 
entramado urbano y generando entradas a la ciudad, permitiendo a los vehículos que circulan 
por estas vías segregadas emerger a la superficie  para penetrar en la ciudad a 
través de las arterias colectoras más importantes y viceversa, desde la ciudad crear puntos de 
salida hacia las vías interurbanas sin necesidad atravesar toda la población.

La rotonda como herramienta de control de tráfico 
Debido a sus cualidades geométricas y su particular modo de funcionamiento, las rotondas 
han sido aprovechadas en ciudad como elementos pasivos de gestión del tráfico. 
La autogestión del tráfico es una cualidad inherente a las rotondas que se deriva de la pérdida 
de prioridad. Por eso tampoco se puede hallar ningún tipo de geometría que se corresponda 
con las rotondas que desempeñan una función de control de tráfico. 
Por lo general se trata de rotondas circulares y de tamaño compacto, salvo en el caso de las 
rotondas con la función de obligar a reducir la velocidad de los vehículos con la finalidad de 
proteger a los peatones y disminuir el nivel de ruidos, en cuyo caso es más común la 
utilización de mini-glorietas.

Calmar el tráfico
En las zonas residenciales o centros urbanos con gran presencia de peatones se puede utilizar, 
entre otras medidas, la implantación sistemática de rotondas compactas o mini-rotondas para 
provocar la reducción de la velocidad de los vehículos en su aproximación e, incluso, para 
disuadir a los vehículos de usar ese itinerario demasiado penalizado. 
Las rotondas también están recomendadas donde además de garantizar la seguridad de los 
peatones se desee mantener unas condiciones ambientales relacionadas con el bajo volumen 
de circulación de vehículos o la reducción de su velocidad. Este conjunto de factores, unidos a 
la conducta menos agresiva de los conductores (no suelen producirse ni aceleraciones ni 
frenadas bruscas) comportan una reducción de las emisiones sonoras a la vez que un menor 
consumo de combustible

Aumentar la capacidad
En otros casos es posible que se den las condiciones óptimas para la implantación de una 
rotonda y se desee ofrecer un aumento de la capacidad en la intersección. La reducción de 
los puntos de conflicto y la velocidad reducida facilitan la aparición de intervalos entre 
vehículos que permiten las nuevas incorporaciones. Por norma general el aumento de la 
capacidad conseguido al implantar una nueva rotonda es tanto mayor cuantos más ramales 
lleguen a la intersección

Reducir los tiempos de espera
Además de los trabajos de W.Brilon en este sentido, hay que destacar que la “autogestión 
circulatoria” asociada a las rotondas garantiza menores tiempos de espera medios, sobretodo 
en horas valle, ya que se eliminan las esperas innecesarias que de otro modo serían obligadas 
por la presencia de semáforos. 

Mejora de la seguridad
En intersecciones conflictivas la mejor solución puede ser la implantación de una rotonda 
(siempre que esto sea posible) ya que aumentan las condiciones de seguridad para los 
vehículos por los motivos anteriormente descritos (circulación en un único sentido, 
eliminación de los conflictos secantes y reducción de la velocidad). 
Además la eliminación de los tiempos de espera innecesarios (en horas valle) contribuye a 
que los conductores no pierdan la paciencia y entren en la intersección en condiciones de 
inseguridad
Es cierto que la rotonda no contribuye a mejorar la seguridad de los ciclistas y que todavía no 
hay acuerdo sobre si resultan positivas o no para los peatones, sin embargo existen medidas 
específicas que se pueden tomar para mejorar la seguridad de estos otros usuarios

La rotonda como instrumento urbanístico 
Convertir una intersección urbana en una intersección giratoria también puede obedecer a 
criterios puramente urbanísticos, más allá de conceptos puramente ingenieriles. 
En este caso las rotondas pueden adoptar cualquier tipología posible, la geometría puede ir 
más allá de las típicas formas circulares, elípticas y ovaladas y el acondicionamiento 
paisajístico del entorno de la rotonda y del islote central pueden ser de lo más variado.

Marcar un hito
Una rotonda puede situarse a las puertas de una población, para actuar como punto de 
referencia o lugar indicador del cambio que se va a producir en el medio por el que los 
vehículos están circulando al pasar de un medio interurbano que se caracteriza por una 
velocidad elevada y un régimen de circulación continuo a un medio urbano, en el que la 
circulación se realiza a velocidades mucho más bajas y no sigue un régimen continuo, si no 
por emboladas. 
Se pueden utilizar rotondas para señalar casi cualquier cosa que se desee dentro de la trama 
organizativa de la ciudad: una intersección importante dentro de la red viaria urbana, la 
entrada a un barrio residencial, una zona de equipamientos… 
En general el hecho de interrumpir la linealidad de la circulación (y si la rotonda no está 
semaforizada también la prioridad) genera de por sí una alteración en los conductores que se 
añade a la caracterización paisajística del conjunto de la rotonda y a la perturbación en la 
malla urbana para remarcar el lugar de la intersección, con lo que la rotonda se convierte en 
un importante instrumento para los urbanistas. 
El espacio disponible en el islote central se puede utilizar para realizar actuaciones 
paisajísticas o ubicar monumentos que sirvan para reforzar el carácter referencial o 
señalizador de la rotonda al facilitar la identificación de ésta

Permitir cambios de tejido urbano a lo largo de una vía
Existen diferentes tipos de calle en función de su relación con el tejido urbano en el que se 
encuentran. De este modo encontramos vías de borde, de diferenciación entre tejidos y de 
soldadura entre ellos, pero también existe un tipo de vía que establece la continuidad entre 
tejidos diferentes a través de su penetración en ellos. Éste último tipo de calles suponen una 
continuidad de recorridos con soluciones de ordenación transversal muy distintas en cada 
tramo para cuya solución de continuidad se utilizan muy a menudo plazas de transición 
(HERCE,M.). 
Estas plazas precisan de soluciones muy diferentes adaptadas a cada caso, pero al situarse en 
el límite físico entre dos tramas urbanas diferenciadas, casi siempre implican cambios en la 
sección de las vías a las que quieren dotar de continuidad. 
A menudo se utilizan rotondas no solo para señalar la transición entre distintos tipos de tejido 
urbano, si no para actuar como charnela entre los cambios de sección que se producen en la 
vía que los atraviesa

La rotonda como plaza
En general la utilización de una rotonda urbana suele comportar una mejora en la calidad 
global del entorno en el que se encuentra, se utilizan glorietas para remarcar la importancia 
urbanística de un lugar ya que, además de tener otras funciones, contribuyen a mejorar la 
calidad urbanística de las zonas circundantes
Los urbanistas se sirven del tratamiento paisajístico y arquitectónico del islote central de las 
rotondas, llegando incluso a erigir monumentos en su interior, para potenciar el carácter 
urbano del lugar en que se insertan. 
En otros casos la demanda de espacios libres, lleva a los proyectistas a permitir el acceso al 
islote central, en cuyo interior se diseñan parques o plazas que se convierten en sustitutos de 
los habituales parques y plazas que habían sido desplazados por la presión urbanística y la 
necesidad de suelo para vivienda
Por eso los alrededores de la rotonda, al ganar calidad urbana, se convierten en espacios muy 
deseados por los ciudadanos y, por ende, de multitud de actividades que pretenden 
aprovecharse de la mejora. 

La rotonda como elemento paisajístico 
Las intersecciones giratorias son elementos del viario urbano que por sus especiales 
características y necesidades demandan un tratamiento específico que responda a sus 
objetivos globales teniendo en cuenta su relación que el medio que los rodea. 
Jugando con el acondicionamiento de los ramales que llegan a la intersección y el tratamiento 
paisajístico del islote central se pueden conseguir la percepción lejana de la rotonda a medida 
que los vehículos se aproximan a ella, la integración de ésta con el medio que la rodea, la 
mejora de la calidad urbanística del lugar mediante la implantación de un espacio de calidad 
paisajística, escultórica o arquitectónica…

 Las características del lugar en que se implanta una rotonda (liberación de un espacio central 
y el potencial de acondicionamientos cualitativos que se permiten: composiciones vegetales 
y/o minerales, erigir monumentos, situar obras de arte, ubicar fuentes ornamentales,…) la señalan como marco de acogida para las composiciones más modernas, cuya identidad se 
distingue de la imagen global de la vía

Esto ha hecho que a menudo se abuse de la libertad de expresión proporcionada, apareciendo 
auténticos despropósitos esculturales en los islotes centrales de muchas rotondas, sobretodo a 
la entrada de pequeñas y medianas poblaciones, contribuyendo a que acabe por perderse el 
sentido del auténtico propósito de la rotonda original.

Los acondicionamientos paisajísticos deberían:
- Reforzar la funcionalidad y la urbanidad del lugar:
1. favoreciendo la percepción al aproximarse a la intersección y una vez dentro
de ella.
2. Señalando el cambio de medio.
3. Asegurando la coexistencia de varias funciones.
4. Canalizando los recorridos de los peatones.
- Participar en el confort físico y psíquico de los ciudadanos:
1. Convirtiendo el espacio que rodea a las rotondas en un lugar más atractivo y
agradable.
2. Atenuando los ruidos y ofreciendo refugio frente al sol, el viento, …
3. Ocultando aquellos elementos urbanos que no resulten atractivos o
interesantes.
- Identificar el lugar, caracterizando el espacio público:
1. Identificándolo como lugar de ruptura o de relación.
2. Marcando el sitio como frontera, puerta, símbolo, señal, plaza,…

La percepción de la rotonda en el espacio urbano
En el contexto urbano, tan saturado de elementos verticales como las fachadas de los
edificios, carteles publicitarios, elementos de señalización y de iluminación, se precisa de un
contraste mayor para que los conductores puedan apreciar a tiempo la existencia de la
rotonda. Por ello resulta importante hacer que ésta destaque por encima del entorno, para lo
que se pueden realizar multitud de intervenciones destinadas a resaltar su presencia.

¿Rotondas decorativas?
Las rotondas ofrecen una formidable oportunidad de promoción y difusión artística debido a
su enorme número de usuarios potenciales que se convierten en críticos de un arte
contemporáneo, muchas veces tan comprometido como controvertido y que no siempre
cuenta con la aprobación de la mayoría.
El principal problema, sin embargo, no radica en la falta de cultura o de sensibilidad de los
usuarios de las rotondas ni en que estos sean considerados incapaces de apreciar una
expresión artística que está fuera de su comprensión (además son los usuarios de las rotondas
los que día tras día se encuentran cara a cara con este arte), si no más bien, a que existe la
tendencia a crear obras de arte que no tienen en cuenta la particularidad del lugar en el que
van a ser instaladas y que tan solo son una muestra de la megalomanía de su creador.
FuenteFunciones de las rotondas urbanas y requerimientos urbanísticos de organización





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